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La antigua e imponente Constantinopla

Turquía es un destino en el que se respira historia, cultura y tradición en todo momento. Se trata de un lugar del planeta que desde tiempos inmemoriales ha sido un punto de encuentro entre culturas. Sin ir más lejos, Estambul, la antigua Constantinopla, capital de imperios y la ciudad de las mil mezquitas, ocupa una posición estratégica como punto de unión entre Europa y Asia.

Turquía tiene una extraordinaria riqueza histórica. Es un país que atesora algunos de los sitios arqueológicos más antiguos del mundo. Y es que la península de Anatolia, que representa la mayor parte de la superficie del país, es la cuna de incontables civilizaciones, imperios y leyendas.

Qué ver en Turquía

En Turquía encontramos nada menos que 18 lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entre ellos, lugares tan emblemáticos como el antiguo asentamiento de Çatalhöyük, que se remonta a más de 7.000 años atrás, o el sitio arqueológico de la antigua ciudad amurallada de Troya, inmortalizada por Homero en el clásico poema épico La Ilíada. Y qué decir del monte Nemrut, con su vetusto mausoleo y misteriosas estatuas, una de las construcciones más importantes de la época helenística, que data de hace más de 2.000 años. Lugares de leyenda como pocos otros en el mundo.

Debido a su posición estratégica como puente entre Europa y Asia, así como entre el mar Mediterráneo y el mar Negro, Turquía ha sido siempre una encrucijada histórica de culturas y civilizaciones orientales y occidentales. Se trata también del hogar histórico de grandes civilizaciones entre las cuales podemos nombrar a los Hititas, los Urartu, y a los Cimerios durante la Edad del Bronce. Vendrían después el Imperio Asirio, el Imperio Persa, la Antigua Grecia y el Imperio Romano en la Antigüedad clásica, así como el Imperio Bizantino, el Imperio Selyúcida y el Imperio Otomano durante el medievo y el renacimiento.

Su historia

La historia de Turquía es una sucesión constante de imperios y civilizaciones. Desde la época clásica, se trata de un país que ha sido testigo de la rivalidad entre las hegemonías persas y griegas, así como de la expansión de legendarias superpotencias, como primero el imperio de Alejandro Magno, y más adelante, el poderoso imperio Romano. Sin embargo, si algo ha podido comprobar la historia turca, es que nada dura para siempre. El poderío de estas civilizaciones, que se alzaron a la cima del mundo, siempre acabó por derrumbarse y dar paso a otras. Es así como el imperio Romano dio paso al imperio Bizantino, el Bizantino al Selyúcida y este último al Imperio Otomano, culminando con la fundación de la República de Turquía en 1923.

El imperio Otomano fue en su día una gran potencia Mediterránea, que comprendía el territorio de los Balcanes, así como Grecia, Palestina, Egipto y se extendía hasta el norte de África. El régimen Otomano perduró casi 500 años, hasta los inicios del siglo XX. El final de la Primera Guerra Mundial propinó el golpe mortal a la hegemonía otomana, uno de los últimos vestigios del antiguo orden político del mundo, en la época del advenimiento de los estados nación, de los nacionalismos europeos, así como del capitalismo y de la revolución industrial global. Es asimismo tras la caída del imperio Otomano que se establece la Turquía moderna, un estado laico, democrático y de derecho.

Con tanto intercambio intercultural a lo largo de las épocas, la población turca es hoy en día una mezcla diversa de distintos orígenes étnicos, y cada región tiene diferentes tradiciones, arte, música, folclore y gastronomía. Turquía es sin duda un país con una historia cautivadora y un destino interesantísimo digno de visitar y descubrir. No te pierdas nuestra guía de viaje de Turquía.

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